Bullying, señal de fracaso social.
Todos sabemos que las bromas, burlas o apodos siempre han existido, lo grave, es que este comportamiento mordaz se ha convertido entre las nuevas generaciones, en expresiones violentas que están dando paso a un tipo de sociedad más desvalorizada y degradante.
La UNICEF define al bullying, como una conducta de persecución física y/o psicológica que realiza un estudiante contra otro de forma negativa, continua e intencionada; es una forma de discriminación por motivos raciales, religiosos, de género, de origen geográfico, estatus económico, discapacidad, orientación sexual, características físicas y estéticas entre las más comunes.
El aumento de casos de bullying en nuestro país, son el reflejo de nuestro fracaso como sociedad. Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico la OCDE, ocupamos el 1er. Lugar a nivel mundial en este problema; 18 millones 782 mil alumnos entre primaria y secundaria son actualmente víctimas de bullying.
Este problema ha crecido de manera desmedida con casos tan graves, que han causado la muerte de niños y jóvenes que van desde la desaparición de personas hasta el suicidio y el asesinato entre ellos; como el reciente caso en Teotihuacán, Estado de México, donde derivado de una riña, una jovencita le provocó la muerte a otra debido a los golpes que le propinó en la cabeza con una piedra, donde nadie hizo nada para evitarlo, ni los jóvenes presentes ni las autoridades educativas.
Pero aquí todos somos culpables. Desde la pasividad y omisión de las autoridades y maestros que no cuentan con protocolos de prevención y advertencia en las escuelas, hasta los padres de familia que no se ocupan por inculcar a sus hijos valores morales y principios cívicos de socialización ante sus semejantes que deben conocer y practicar desde el inicio de su crianza.
El bullying no puede ser visto como un problema menor o aislado sobre el comportamiento individual de un joven. El bullying es un problema social que nos atañe a todos, gobierno, maestros, niños, jóvenes y desde luego, padres de familia.
No podemos permitir que esto siga avanzando, tenemos mucho trabajo por hacer en cuanto a la educación y el cuidado de nuestros hijos, de lo contrario nuestro fracaso social será aún más complicado.